¡No más consumismo! Diseño de modas consciente
- Natllely Torrecilla
- 21 dic 2020
- 6 Min. de lectura
A través de los años el hombre ha superado las difíciles pruebas de supervivencia humana como el hambre, sed, frío y el mundo animal al acecho; pruebas que al ser superadas cumplen con las necesidades básicas para el hombre, aunque pueden costarle la vida y se convierten en el difícil objetivo de nuestra existencia, seguir con vida.
Estas necesidades incrementaron la creatividad e ingenio para seguir con vida. La imaginación era puramente utilizada para sobrevivir y, con el paso de los años, estas habilidades se perfeccionaron y dieron cabida a ocupar esa creatividad en otro tipo de actividades como el pensamiento, la comunicación y el arte, lo que fue modificando la forma de vivir y de presentarnos hacia los demás.
La forma de expresarnos ha cambiado conforme a la situación económica, social e histórica y siempre ha tenido la habilidad de adaptación, lo que nos llevó a un sin fin de formas de expresión, convirtiéndose en una necesidad humana. Esta necesidad de expresión se transformó de muchas formas, pero solo me voy a enfocar en la vestimenta como comunicación.
La vestimenta comenzó como una herramienta para no morir de frío o para cubrir el cuerpo de las adversidades en la naturaleza. Se buscaron formas para hacer la vestimenta cada vez más cómoda y ergonómica para cumplir las necesidades básicas anteriormente señaladas. Pero no fue hasta la edad media con la invención de la aguja de acero y el comercio, que todo cambio.
La ropa comenzó a expresar el estatus de las personas y sus gustos, por lo que en 1 minuto podrías darte cuenta de quién era la persona con la que te topabas enfrente. En consecuencia, la inversión en el atuendo personal cada vez era más alta y la aparición de la realeza como influencia en la moda era el objetivo a seguir.
A modo de introducción, con estas pocas palabras trato de explicar una enciclopedia de 10 tomos sobre la historia de la moda que me llevaría una vida entera de artículos y, por lo que ves, no ha cambiado mucho la forma de ver la moda en estos últimos años, seguimos estando influenciados por la realeza moderna (artistas, influencers, etc.) y las actividades físicas diarias. ¿Pero, en qué momento pasó a convertirse en una obsesión? ¿Cómo fue que llegamos a ocupar del 30% al 50% de nuestro cuarto en espacio para la ropa? o incluso llegar a tener un cuarto completo para esta…
La respuesta es la asequibilidad. Las grandes producciones de ropa y el comercio internacional cada vez hizo más barato poder tener muchas prendas en tu poder a precio accesible, tal vez no con la mejor calidad pero puedes tener lo que tú quieras en el momento que lo desees para poder lucir como tu idol@ en turno o poder expresarte de la forma que más te apetece, diciéndole al mundo tu postura, gustos, preferencias u ocupación para que en 1 segundo todos te puedan identificar. ¡Pero ojo! Tal vez la imagen en tu cabeza sobre ese look no sea la misma imagen que tiene en su cabeza la otra persona. Entonces, ¿hasta qué grado puedes comunicar tu forma de ser si llevas puesto algo que otras 100,000 personas también lo tienen? Tomando en cuenta que cada una lo usa con un bagaje cultural diferente y muy posiblemente para situaciones no iguales a las tuyas.
Antes de continuar quiero preguntarte a ti, lector, que ya llegaste hasta esta parte del artículo, unas simples preguntas para que tú mismo las contestes honestamente:
¿La imagen que proyectas es la misma que tienes de ti mismo en tu cabeza?
¿Cuánta de la ropa que tienes te gusta realmente?
¿Tu ropa es cómoda y se ajusta a tus actividades?
¿Cuánta de la ropa que tienes usas normalmente?
¿Tienes prendas que hace 1 año las amabas y ahora las odias?
¿Compras lo que te gusta o lo que puedes pagar?
¿La mayoría de tu ropa es vieja o nueva?
¿Tienes diferentes tallas de ropa en tu closet?
¿Consideras que tienes un estilo propio o lo copias conforme las tendencias?
¿Cuántas prendas en tu closet vale la pena guardar durante años o incluso heredar?
Pareció una actividad simple, pero creo que algo de ti se movió al responderlas, surgió al menos una duda y ese es mi objetivo al crear este blog, crear un espacio para llevar la moda más allá de lo superficial y excavar hasta la conciencia del consumidor.
El consumo ha cambiado a tal grado que puedes comprar algo muy barato y llegar a darte un estatus alto, o el simple hecho de que la cantidad más que la calidad te llegue a elevar sobre los demás consumidores.
Pero para continuar tengo que hacer un paréntesis. Antes de que los “fanáticos de la ofensa” se emocionen, quiero aclarar que cuando uso el término “estatus” es una realidad marcada por esquemas socioeconómicos y culturales que en ninguna circunstancia es ofensivo, es solo para determinar ciertos aspectos que me han sido muy útiles en la mercadotecnia y los negocios por lo que mejor ahórrense la pena de ofenderse.
Según la RAE:
estatus
Del ingl. status, y este del lat. status 'estado, condición'.
1. m. Posición que una persona ocupa en la sociedad o dentro de un grupo social.
2. m. Situación relativa de algo dentro de un determinado marco de referencia. El estatus de un concepto dentro de una teoría.[S1]
Continuando con los nuevos consumidores, que somos todos nosotros, seguimos buscando estatus (aunque hay algunos que digan que no, pero vuelvan a leer el párrafo anterior), pero también cada vez se va buscando más la comodidad. La tecnología nos está otorgando prendas más resistentes, ligeras y útiles, entonces, ¿porque seguimos prefiriendo comprar por volumen que calidad?
Es cierto que tenemos más accesibilidad a más experiencias y estas necesitan de diferentes atuendos específicos, por ejemplo: En una semana podemos necesitar ropa de oficina, para salir de noche, realizar ejercicio, para ir de boda el sábado y para practicar un deporte especifico…
Y no solo son las prendas, también zapatos especiales, por lo que nos podemos llenar de un mundo de ropa y no es que este mal, si usas todo lo que tienes es porque lo necesitas, pero…
¿Qué hay con todo lo que tienes que no usas?
Ese es el tema principal por el que pretendo que formes un juicio, todas las prendas que tienes deben de cumplir la función de expresar lo que quieres o ayudarte en tu actividad, si no cumplen estas dos funciones déjame decirte que eres un caso más de consumismo inconsciente.
Por eso te invito a reflexionar 2 veces antes de hacer una compra y preferir siempre lo que te gusta antes de lo más barato, tal vez compres menos cosas, pero a la larga tendrás un guardarropa que revele más tu personalidad y te ayude en tus actividades fuera de estorbarte. El simple hecho de pensar antes de comprar te hará más consciente de quién eres por lo que mejorará tu comunicación y forma de expresarte.
Y en el caso de los diseñadores los invito a que todos hagamos prendas que sean dignas de nuestros consumidores, si ya tienes tu mercado establecido investígalo y dales lo mejor. El diseño de modas es un arte que no debemos demeritar, pero comienza con nosotros los diseñadores, si siempre buscamos la mejor calidad y el mejor diseño de acuerdo a los precios y mercado enfocado, estamos otorgándole a nuestros clientes lo mejor que podemos y se nota.
Las prendas personalizadas y de bajo volumen otorgan una imagen específica que revela más detalles de tu personalidad y oficio, además de que te puedes convertir en una pieza de arte andante con toda la creatividad que el diseñador imprimió en la tela para que cumpliera el propósito de vestirte y expresarse. Estas prendas pueden llegar a ser tus favoritas y tener una larga vida de uso ya que van perfecto contigo. Te invito a descubrir y consumir este tipo de prendas en lugar de comprar en franquicias, por experiencia te puedo decir que no te arrepentirás.
El cambio empieza con simples acciones, pero que pueden generar grandes alteraciones en nuestras vidas y la de los demás. Te invito a reflexionar sobre tus consumos con la esperanza de generar una duda en ti que te lleve a transformar tu forma de pensar para mejorar tu vida.
Este primer artículo del blog esta dedicado a Laura Manzanero por inspirarme, motivarme a escribir y compartir. ¡Gracias Lau!
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